
Panorama / 2014-2017
Año de 1787. El pintor Robert Barker registró un
invento denominado Panorama, el cual consistía en un ciclorama que permitía
experimentar la naturaleza de una sola mirada; una especie de teatro circular
donde el espectador encontraba un sustituto al placer del viaje dentro de
mundos exóticos naturales, reservados a hasta ese entonces a la clase burguesa.
El intento de Barker por representar el paisaje encuentra una clara formulación
anclada en una época en la que descubrir el mundo a través de microscopios,
telescopios y cámaras oscuras era importante; ya que mientras la geología,
la geografía y la botánica lo utilizaron como campo de estudio para comprobar
el origen del universo; por su parte, los pintores románticos hicieron del
paisaje una apropiación estética, moral y de placer. La historia del paisaje ha
sido definida por Denis E. Cosgrove como un producto social, consecuencia de
una transformación humana colectiva de la naturaleza. El paisaje entendido así,
representa una forma histórica específica de experimentar el mundo creado por
ciertos grupos sociales. Año 2014. Queda poco por descubrir. La fotografía
prácticamente ha saciado la exploración de la naturaleza, convirtiéndola
incluso en una codificación virtual más cercana a un archivo espectral,
clasificación de lo fugaz. Nos encontramos ante la creación de una historia
natural del hombre del siglo XXI. La serie fotográfica Panorama funciona como una
tautología sobre la relación que mantiene la naturaleza con el espacio museal,
la fotografía, lo clasificable, lo permanente y lo efímero. A través del
registro de ventanas en museos de arte, emana un estudio del paisaje insólito
que se convierte en metáfora del proceso mismo de clasificación y estudio que
ha ejercido el museo sobre la historia del paisaje. Mediante el placer de
asumirme como viajero, persigo retratar una visión poética de la realidad que
se desvanece frente al tiempo y el espacio de aislamiento que nos ofrece
momentáneamente el museo y el acto fotográfico.